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viernes, 3 de diciembre de 2010


Me falta el aire por muchos motivos, por muchas palabras guardadas, sentimientos que se mueven nerviosos en mi corazón y buscan una salida, pues no quieren morir ahogados en la turbación del espacio. ¿Por qué no puedo hacerlo? Le pido al corazón que se calme, que sea paciente, que espere, que observe, pero él se desespera por gritar al cielo que te quiero. ¿Dónde dejo mi corazón?

Elegiré una mariposa para llevarte el mensaje.. Sí, no es tan mala idea...

Vuela, llega, te rodea, te regala el susurro de un alma, te canta a escondidas y ni siquiera te das cuenta de que está ahí, contigo, cerca, muy cerca de todo lo que eres, de todo lo que forma tu corazón, tu ser, tu fragancia y tu esencia y ella vuela.

Quiero abrazar y cuidar todo aquello por lo que late el que me da la vida, valorar los pequeños momentos en donde se refugia en un instante aquello que es y será. Una dulzura infinita que navega por todos los recovecos de lo que soy, mi cuerpo, mi mente y esos suspiros por los que se me va el silencio de unos ojos cerrados, de un instante anhelado.

Las letras dejan de existir y las palabras pasan a ser inventadas por el vuelo de una sencilla mariposa, llena de magia, llena de mí, transformada en ese amor que no puedo escribir... y late y vuela y llega hasta ti.
 
la mar y tu

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